Ya desde la época del ahora obsoleto y retirado Lockheed F-117 "Nighthawk", sabemos que un 60% de las capacidades furtivas de los aviones "stealth" o mal llamados invisibles provienen de su propia estructura, las formas y ángulos estudiados de su fuselaje, para dispersar las ondas electromagnéticas de los radares en lugar de rebotarlas, que es como los radares trabajan: captar los rebotes de las ondas emitidas (el "echo radar"), para situar un objeto enemigo (*).
Pero también cooperan activamente en la furtividad los materiales ultrasecretos y de alta tecnología empleados en el recubrimiento de los aviones o sea, la piel, tanto de los interceptores F-22 "Raptor" como el bombardero B-2 "Spirit" y el futuro F-35 "Joint Strike Fighter", que absorben parte de dichas ondas de radar y conocido como "RAM" (Radar Absorbing Material) que, junto con la también pintura especial, atrapan las ondas no dispersadas por la forma especial o configuración del aparato.
Pero, además, se utilizan sensores y radios difíciles de trazar o captar, sistemas de refrigeración de las toberas o escapes de los motores para reducir su firma térmica, así como nuevos aparatos de radar, informáticamente gestionados para que utilicen el mínimo de ondas o de energía emitida para detectar sus propios objetivos y evitar que la emisión continua de ondas facilite la detección por parte de los radares o sensores enemigos.
Para ahorrar en la emisión de ondas del radar propio y ayudar en la detección de objetivos, el nuevo F-35 también dispondrá de una batería de potentes cámaras fotográficas que ultimen el trabajo de forma silenciosa.
Coronel Von Rohaut
(*) Los submarinos y los murciélagos lo hacen captando, y midiendo, el rebote, el eco, de las emisiones sónicas emitidas por ellos mismos. El "SONAR" de los sumergibles y de los buques caza-submarinos fue un invento inglés (igual que el RADAR) y que, en un principio, se conocía como "ASDIC".
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