Sigo por la tele el apasionante y apasionado debate, en la Asamblea Nacional Francesa, sobre la autorización que persigue el gobierno socialista, y que conseguirán al tener mayoría, del "matrimoino gay" y el permiso de adoptar niños por parte de las parejas homosexuales.
Partiendo de la base que la homosexualidad, cuando no es un vicio es una tara genética, un error de la naturaleza como el que nace manco, yo sigo sosteniendo que "matrimonio" ha de ser la unión legal de un hombre y una mujer con el fín último (si pueden) y, por lo tanto la posibilidad natural, de procrear. Y un niño ha de tener el derecho a disponer de un "papá" y una "mamá" y que luego en la cama hagan lo que quieran o como si quieren ponerse cuernos a destajo o echarse la vajilla por la cabeza... incluido el jarrón chino regalo de la suegra.
Si los homosexuales (maricones y lesbianas y que Dios les perdone) lo que quieren es darse alegremente pol culo o comerse la polla o chuparse el clítoris, que lo hagan pero por gusto y decisión propia libremente tomada, pero que no nos toquen los huevos a los que, gracias a Dios, somos normales.
Y si quieren legalizar su relación pues que firmen un documento o contrato civil y que lo registren (para poderse heredar, etc.) pero que le llamen lo que les rote, pero no "matrimonio" que, como diría un especialista en registros o patentes, este nombre ya está ocupado.
Ahora, siguiendo en otro registro pero sin salirme de la incorrección política, diré que el ministro del Interior de Francia, el catalán Manuel Valls, ha anunciado que en breve serán expulsados de Francia varios "predicadores".
Supongo que se trata de "imanes" musulmanes fanáticos e integristas, de estos que abusan de nuestra hospitalidad y atacan nuestros valores en nuestra propia casa, y predican la "sharía" o ley islámica y que nos quieren degollar a todos los infieles (cristianos y asimilados, así como a los pobres ateos como yo). Pues bienvenida sea la decisión de echarles, nunca es tarde cuando llega (¡Despierta, España, y actúa, coño!).
Por cierto, yo le recomendaría al Valls que no solo los expulse si no que, haciéndolo en avión, les convierta en lo que se conocía por "les crevettes Bigeard" (las gambas del general Bigeard). Los "putos moros" a los que, según malas lenguas y durante la Guerra de Argelia, este militar honorable pero efectivo, los exterminaba lanzándolos al querido mar Mediterráneo desde un avión o helicóptero en vuelo, y a la altura suficiente para que el saber nadar no les permitiera salvarse de la ira de los hombres y del castigo a sus muchas maldades.
Coronel Von Rohaut
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