Por fín un cura, esta vez mallorquín y creo que también hubiera sido muy fácil encontrar alguno en otra región de las Españas, ha sido castigado por la jerarquía católica por actos de pederastia. Y está mal, muy mal, lo que ha hecho este cura, pues es inmoral e indecente y muy reprobable, el abusar sexualmente de menores y éste tío abusaba de niñas que frecuentaban la parroquia (lo que indica que, a veces, es más seguro frecuentar discotecas...).
Pero al menos éste no es, además, maricón...
Y no sé por qué rebuscados circuitos mentales, se me ocurre que el que el tío sea de Can Picafort (en castellano casa de pica fuerte o métela fuerte), podría ser premonitorio. Como aquel chiste malo del tío, un italiano, que al responder a la pregunta de: ¿nombre y oficio?, dijo "Cornelio Cabroni, tocatori di cornio" y del que, al denunciar que su mujer le ponía cuernos, el policía que le atendía exclamó "¡Predestinato...!".
Pero es que siguiendo con las asociaciones creadas en mis enfermizos recovecos mentales (*), el cura de Can Picafort me trae a la memoria a un famoso trío de cantores de tangos de antes de la guerra, los argentinos "Irusta, Fugazot y DeMare", que triunfaron en Barcelona (una de las capitales mundiales del tango y donde se adoraba a Carlos Gardel). Y mi padre me contó que, en la alegre y un pelín depravada Barcelona de antes de la Guerra, de la época gloriosa del Paralelo y el Barrio Chino, a estos argentinos se les llamaba, paródica y desenfadadamente, "Cap de Fusta, Furga Fort a Sa Mare" o sea y en castellano, y es verdad que sin demasiada gracia: Cabeza de Madera, Hurga Fuerte a su Madre. Una maldad más bien inocente...
Coronel Von Rohaut
(*) Me encantaría tener tiempo y disposición para el estudio de las profundidades más oscuras de la mente humana, a la manera de un Freud (en la imagen) o un Lacan...
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