Y los chinos se están dando cuenta que cuesta reunir los conocimientos necesarios para ello, y se han dado cuenta a través de los muy numerosos accidentes que han sufrido en el desarrollo del J-15, una copia no licenciada del ruso SU-27, en su versión embarcada SU-33.
En noviembre iniciaron las pruebas de despegue (*) y aterrizaje a bordo de su portaaviones "Liaoning", lo que puede verse en el magnífico reportaje en vídeo que puede clikarse aquí.
Han sufrido varios accidentes con el agarre del gancho de cola y ya antes de iniciar las pruebas a bordo y durante los ensayos iniciales en tierra, tanto con el J-15 como con la anterior copia china del SU-27, el Shenyang J-11B, tuvieron graves problemas mecánicos y perdieron cantidad de aparatos y pilotos, todo que en China es difícil obtener datos oficiales de sus fracasos pero, de vez en cuando, algo se publica, ni que sea indirectamente.
Los analistas americanos están convencido que el camino de China hacía el estatus de potencia aeronaval no tiene vuelta atrás. Pero que no es para pasado mañana. Tardarán, todavía, algunos años en ser competitivos. Claro que es famosa la perseverancia y paciencia china y todo adelanto técnico se ha obtenido mediante el método de prueba y error, por lo que, al final y como ya preveía Napoleon Bonaparte, nos joderán...
Coronel Von Rohaut
(*) Este portaaviones, adaptado de uno ruso adquirido de tercera mano y reacondicionado, no dispone de catapultas, por lo que el despegue, a fuerza de potencia de los motores y buenas capacidades aerodinámicas del fuselaje, características por las que ya era famoso el
SU-27, se hace mediante un "ski-jump".
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