Que no todo el mundo tiene que, ni puede, ir a la Universidad (arriba, La Sorbonne, de Paris, fundada en el 1215 y formando parte de la Universidad de Paris del siglo XII)).
Que no sé si la nota de corte para obtener una beca ha de ser una u otra ni si ha de ser la misma para una carrera de letras que para una de ciencias; que posiblemente todo puede hacerse mejor.
Pero no todos los hombres somos iguales ni servimos para lo mismo. Igual que si el estado se gastara dinero en darme una formación de dibujo sería tirar el dinero ya que mi aptitud para esta disciplina es inferior a cero y esto ya desde bien pequeño (en una clase de dibujo y al reproducir un jarrón, me gané el único cero patatero de mi curriculum escolar, mientras que mi hijo era, supongo que todavía es, un excelente dibujante y se parecía a su madre). Y uno podrá no servir para ingeniero (independientemente que haylos y bien burros), pero podría ser un magnífico carpintero y lo que precisa es ir a una Formación Profesional; pero bien estructurada y con clases prácticas en empresas, tal como funciona la FP en Alemania. Y que un buen tornero profesional puede tener más prestigio social y mejores ingresos que un mal picapleitos (bueno, en España no encontraría trabajo por falta de industrias...).
La formación universitaria casi en todas partes es cara; en las grandes universidades privadas americanas, como Harvard, Yale, MIT, Berkeley, Stanford (arriba), Columbia, etc., cuesta millones de dólares (**). Y hasta en las públicas, si son un poco buenas como la UCLA (University of California Los Angeles), tampoco es tan barato.
En Francia hay multitud de universidades publicas y económicas, digamos regionales, donde como aquí, se apunta todo Dios ya que la enseñanza está socializada. Pero cuando la Administración Pública o las grandes empresas privadas quieren reclutar personal dirigente, no dan ningún valor a los títulos, ni de ingeniero, de tales universidades (***). Van a buscar a los titulados de las "Grandes Écoles" que en España no existen. También públicas pero con unas exigencias altísimas para ingresar en ellas. Como la ENA (Escuela Nacional de Administración) en la que se forman los grandes funcionarios, la Escuela Superior de Minas de Paris-Tech, la SUPAERO o Escuela Nacional Superior de la Aeronáutica y del Espacio de Toulouse (arriba) donde el curriculum de bachillerato solo para ser admitido a los dos cursos preparatorios (dictados en muy pocos centros) para el Concurso de admisión a la Escuela ya es estratosférico (todo sobresalientes). Y ya no digamos el nivel brutal exigido para ser admitido a la Escuela Politécnica de París, que tiene estatus de escuela militar.
En el mundo occidental, o pagas y eres sabio, o eres muy sabio. El resto, a trabajar; y te puedes hacer rico y mandar tanto o más que los primeros. Pero también hay que valer...
Coronel Von Rohaut
(*) La Sorbonne es la Universidad de París, cuyo edificio principal, conocido por Sorbonne-Panthéon, está en el centro de la ciudad entre el Collège de France y el Lycée Louis le Grand. Pero hay tres universidades más que llevan el nombre de "Sorbonne", más otras nueve universidades repartidas por París con otros nombres, pero todas bajo el mismo rectorado de la central.
(**) Claro que dan becas, pero con unas condiciones intelectuales muy estrictas; y se pueden conseguir créditos bancarios baratos pero si el niño no vale, ni el niño ni el padre ya no se arriesgan pues hay que devolverlos.
(***) Y en Miláno o Torino, cuando a una empresa se presenta un chico con un diploma de ingeniero mecánico por la Universidad de Nápoles, las carcajadas se oyen en Sicilia.
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