En Egipto, donde el gobierno quería utilizar al ejército para sofocar la rebelión popular y disolver las manifestaciones, éste le ha dado al Mursi un ultimátum para que cese en su proceso de islamización y atienda las demandas del pueblo.
En Turquía, donde el Erdogan ya descabezó al ejército, portador del laicismo republicano, confío que éste recupere el espíritu de Kemal Ataturk (*) y frene también al islamismo, moderado pero cada día más invasor, del actual gobierno.
Coronel Von Rohaut
(*) Claro que tenía pulsiones dictatoriales y hasta un poco fascistas ¿pero si era para bien?
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