Con una monstruosa deuda municipal acumulada que, a ella sola, supera las de todos los demás municipios de España juntos, Madrid, por boca de su alcaldesa digital (pero que hora, la Botella, prepara su elección), ha anunciado que para el próximo ejercicio bajará los impuestos: el IBI, el Impuesto de Circulación (ya muy inferior al de Barcelona) y la Tasa de recogida de basuras (*).
El Ayuntamiento de Barcelona, con un presupuesto equilibrado y casi sin deuda municipal, solo se compromete a no aumentar los impuestos, pero no los puede bajar.
¿Por qué Madrid si puede? Porqué Barcelona, para cubrir sus servicios, necesita todo el dinero que pueda recaudar ya que nadie nos paga ni nos regala nada. Al contrario de Madrid donde, con la excusa de la capitalidad, el Gobierno le paga casi todo: el Ministerio de Fomento le hace y paga obras públicas faraónicas, Cultura le paga orquestas, teatros, museos y bibliotecas, etc.
Y encima, puede seguir endeudándose ya que los bancos le dan crédito, seguros como están que, cuando haga falta, el gobierno central acudirá al rescate (como ahora con las autopistas de peaje arruinadas). Es lo mismo que, a otro nivel, le ocurre al Real Madrid, puede despilfarrar ya que nunca le faltará ni la pasta, ni el crédito, ni la ayuda, disimulada o no. (**).
¿Qué como se atreven? Porqué los madrileños, que ya todo lo tienen más barato que los catalanes, están acostumbrados a que todo se lo paguen los demás (tal cual los romanos en la Roma clásica).
Coronel Von Rohaut
(*) Dice que, al bajarla, los madrileños tendrán que conformarse en que no les recojan la mierda en domingo. En Barcelona, todo y pagando ya mucho más desde siempre, jamás ha habido recogida en domingo (creo...).
(**) Hace años, cuando la transición, un conocido político catalán, invitado en el Palco del Madrid (donde todo se cuece) explicaba, confiado e inocente, que con el sistema de autonomías, iríamos mejor. Alguien cínico y chulo pero acertado, le contestó "aquí ninguno somos autonomistas; aquí mandamos". Y así ha sido ayer, hoy y mañana. Por ello es que los catalanes hemos de salir por piernas de la voraz España-castellana y del mando de su maldita capital.
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