Mi hijo me riñe a menudo por utilizar demasiado, en mis reclamaciones independentistas, las razones sentimentales, culturales y, sobre todo, historicistas o sostenidas en unas situaciones del pasado, por más ciertas y razonadas que sean.
Y un escritor y filosofo, Ferrrán Saez Mateu, sostiene hoy el mismo argumento.
Él dice estar ya harto de escuchar (¡y de tener que defender la verdad ante ataques falaces e interesados!) historias sobre los primeros Condes de Barcelona y su soberanismo original, sobre las "capitulaciones matrimoniales de Barbastro" del 1137, sobre el origen de la lengua que hablamos todos los países catalanes o el diseño y "copy right" de la bandera catalana y sus cuatro barras de gules sobre fondo de oro, sobre el maldito "Compromiso de Caspe" y sus consecuencias, etc.
Alega Sáez Mateu y me lo hace replantear a mí, que la Declaración de Independencia de las Trece Colonias que devinieron en los USA (redactada básicamente por Thomas Jefferson), ni hablaba de quienes eran los antiguos reyes de Inglaterra ni qué tenían que ver con ellos. Ellos basaban su inquietud y su decisión de separarse, en temas morales, políticos y económicos que iban a influir en su futuro. Relacionaba, eso sí, los abusos que habían sufrido por parte de los antiguos amos, y exponían su derecho natural a liberarse y decidir sobre su destino.
Por ello, la decisión de los catalanes de optar por la secesión, solo ha de contemplar razones actuales, morales y económicas pero, sobre todo, políticas: que ya Aristóteles avisó "que todo es política".
Esto no es ni un Congreso de Historia ni un Simposio de Filología (dice Sáez Mateu) y debe importar una mierda si Catalunya, en un pasado ya lejano, llegó a ser plenamente independiente (¡que sí, que lo fue, añado yo!) o no. Lo importante es si los catalanes, y mayoritariamente o no y esto si que es primordial, lo queremos ser hoy, aquí y ahora.
¡Y dejémonos de historias...!
Coronel Von Rohaut
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