Hoy y como cada año, pero con un pequeño retraso, me he comprado una botellita de Beaujolais que, como cada año y en toda la cristiandad simultáneamente, se pone a la venta el tercer jueves de noviembre y al grito de "el Beaujolais nuevo ha llegado". O sea, salió hoy hace menos de una semana.
Un "Beaujolais nouveau" (y creo que lo cuento cada año o sea, me repito) no es nada del otro mundo, ni siquiera es demasiado caro; pues no deja de ser un vino jóven, del mismo año y que, en las tabernas de Paris hacía el mismo papel que el Valdepeñas en las tabernas de Madrid: era el vino que se servía a vasos en el mostrador cuando ibas a tomarte "unos vinos".
Pero es por la mística, por la aureola de vino que se pone a la venta en una fecha fija y en esto casi se empareja con la fiesta nacional americana más celebrada y casi la unica en que se reúnen, una vez al año, toda la familia alrededor de la mesa. El "Thanksgiving Day" o Día de Acción de Gracias, que tiene lugar el cuarto jueves de cada noviembre.
O sea, mañana en los USA, morirán miles de pavos... menos en la Casa Blanca donde, como cada año, uno será indultado por el Presidente.
Los más, asados al horno, serán debida y fervientemente deglutidos por millones de americanos, despues de haber rezado una oración al Señor...
Coronel Von Rohaut
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