En mi casa conservamos la inveterada costumbre (que ahora se está volviendo a poner de moda después de unos años de ocaso o declive) de hacer el aperitivo, antes de comer, los domingos.
Con "vermut" rojo, naturalmente, que en nuestro caso es "Vermouth Yzaguirre", de Reus (hay que mantener las tradiciones...).
Quizás antes íbamos a hacerlo en algún bar o bodega, mientras que ahora y por lo que a mi respecta, prefiero hacerlo en casa y moverme poco...
Entre otras especialidades adecuadas para este menester, tomábamos chipirones al ajillo de Conservas Dani (que si, que es un mierda de "perico") y mejillones en escabeche de Conservas Isabel ("¡Que bien, que bien, hoy comemos con Isabel!").
Pero un buen día y no hace mucho, algún directivo espabilado de estas empresas (y seguro que ocurre en otras...) decidió que, en lugar de subir los precios (¡maldita crisis!) pero para ganar más dinerito, se podría rebajar la calidad. Y el señor Dani, si no lo hacía ya, se fue a adquirir los chipirones a Corea, o a saber donde, y la señora Isabel optó por poner en sus latas una clase inferior de mejillón.
Y ahora los chipirones del señor Dani no saben a nada y los mejillones de la señora Isabel, por el tamaño, tal parecen berberechos de 3ª categoría (*).
Conclusión, no volveré a comprar dichas marcas (por más que estén bien de precio) y que le den pol culo al señor Dani y a la señora Isabel...
Coronel Von Rohaut
(*) El día que quieras celebrar algo más sonado o no te venga de un duro (!), mejor poner berberechos o almejas "Cuca" o sardinillas "Paco Lafuente" (o todavía puedes encontrar mejores "delicatessen" si te desplazas hasta el "Colmado Quilez" en Balmes/Aragón). O salir de casa (vago) e ir a comerte unas almejas vivas, de Carril, en alguna marisquería de confianza, o unas buenas ostras (que me encantan) en la "Maison du Languedoc", o en el restaurante "Gouthier" en la recoleta Plaza de Sant Vicenç, en Sarriá. Todo en Barcelona "of course"; que tampoco hace falta coger el avión e irte a Galicia o a la Bretaña francesa; no seas tan fantasma...
Bueno, yo si, de joven cogía el coche e iba a comerme unas navajas a Sant Carles de la Rápita (entonces en "Casa Rogelio" que ya no existe); y que me las cobraban, precisamente, a duro cada una; que ellos mismos consideraban que era una barbaridad pero que a mí, a precio de Barcelona, las encontraba regaladas. ¡Que la gamba roja de Palamós, compradas, hace ya algunos años pero de la categoría grande/extra, en la misma lonja y recién desembarcadas, las he pagado a mil pesetas la gamba...! No te extrañe que, tan solo pasadas por la sartén con aceite virgen de oliva y sal gruesa marina, chupase las cabezas como un loco.
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