Cuando ya se acerca el 9-N, fecha en que, de alguna manera, los catalanes votarán su destino que, probablemente y cada día más, será alejándose del yugo español (y de sus flechas), las autoridades centrales castellanas endurecen sus ataques ultranacionalistas (*), recentralizadores, y de ahogo brutal y despiadado (ellos que tanto nos aman...) a nuestra economía, haciendo tambalear la supervivencia de la nación catalana y de sus gentes.
El cabestro del ministro Wert castiga a la Generalitat multándola a hacerle pagar una cantidad desorbitada (**) a las infames e indignas cuatro familias que, para que sus hijos no tengan que estudiar en la lengua del país que los acoge, los envíen a escuelas privadas (mientras en el País Valenciano se impide y en las Bateares se intenta, que sus habitantes no puedan estudiar en catalán; que me da igual si le quieren mal-llamar valenciano a mallorquín); al tiempo que obliga a las escuelas públicas catalanas a intensificar su aplicación del castellano (***). ¡Una medida colonialista: que el esclavo adopte la lengua del amo!
Y el Ministerio de Fomento, siempre el mas activo en negarnos los recursos para nuestro desarrollo o incluso robándonos los que ya tenemos, sigue impidiendo la gestión de nuestro aeropuerto (para que no coadyuve libremente al desarrollo del país) y poniendo trabas al puerto marítimo, incluso confiscando parte (el 50%) de sus beneficios para subvencionar a los que nos hacen la competencia; otra medida colonialista: que la colonia sufrague los costos de las fuerzas ocupantes. Aparte de tener estranguladas y minus-subvenciondas todas las infraestructuras catalanas (carreteras, autovías, ferrocarriles de alta y de baja velocidad de cercanías (****) y regionales, etc.).
El gobierno de Rajoy ni rebaja sus ataques ni tiende la mano a los ilusos (*****) defensores de la Tercera Vía. Castilla no hace prisioneros y solo acepta la rendición incondicional y el sometimiento total de Catalunya con abandono de toda veleidad de personalismo diferencial.
Pero hay que estar muy atentos y no cayéramos en la trampa de una oferta de dialogo de "last minute". No la cumplirían como jamás los castellanos no han cumplido ninguna oferta ni promesa (******). Y ya lo dijo Francesc Macià en su día: "Que un excès de seny nos ens faci trïdors" (Que un exceso de buen sentido, tan catalán, o de prudencia, no nos haga ser traidores; a Catalunya, a la Patria).
Coronel Von Rohaut
(*) Ellos que siempre han presumido de no ser nacionalistas y de, a modo de insulto, aplicar este calificativo a los demás que ni somos ni queremos ser castellanos.
(**) Y no olvidemos nunca que, para enseñanza y escolarización (igual que en sanidad), para cada catalán el gobierno de Madrid transfiere al gobierno catalán menos dinero que para cada andaluz o extremeño envía a sus respectivas comunidades (es una de las consecuencias y resultantes del Expolio Fiscal)...
(***) A pesar que, científicamente, se demostró que los niños que aplican la actual inmersión lingüística en catalán obtienen, en las pruebas de castellano, iguales o mejores calificaciones que los estudiantes del resto de España; priorizar el catalán nunca ha significado, a nivel docente, rebajar el conocimiento del castellano, mayoritario en los medios de comunicación.
(****) Acabo de ver un reportaje sobre los trenes de cercanías de Madrid, auténticos AVE en pequeño, y el ataque de rabia y de celos justificados que me ha cogido ha sido mayúsculo, monumental...
(*****) Ilusos buenistas, o quintacolumnistas, infiltrados del españolismo
(******) En el referéndum para la independencia del Québec, el primer ministro de entonces, Pierre Elliott Trudeau (un medio franco-quebequés vendido a los intereses anglófonos, como tantos vendidos a los intereses españoles hay en Catalunya), para rebajar las ansias separatistas prometió, si se mantenía la unión en las urnas, un "nuevo federalismo". Ganaron, por muy poco, los unionistas, y la promesa jamás se cumplió. Si un canadiense pudo hacer tamaña felonía, que no hará un castellano, que lleva la picaresca, el pillaje y la mentira en la sangre...
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