Cuentan que, de jóven, y mientras le trataba una fractura de pierna, el entonces principe Juan Carlos Borbón le preguntó al eminente traumatólogo catalán Doctor Trueta (decano de Oxford), qué tendría que hacer para hacerse querer de los catalanes. Y Trueta le respondió: "si tiene un hijo, nunca le ponga por nombre Felipe".
El imbécil, está claro, no le hizo ni puto caso...
Y es que a los catalanes, solo el escuchar el nombre Felipe en un rey, nos hace cagarnos patas abajo...
Y no solo por el nefasto Felipe V (el primer Borbón español), si no que el Felipe IV fue igual o peor, y el Felipe II, fue el creador del centralismo geopolítico madrileño. Su padre, el emperador Carlos I y V de Alemania (en la imagen), nacido en los Países Bajos, quiso instalar su corte española en Barcelona, pero los "comuneros" castellanos le montaron un pollo de tres pares de cojones (su revuelta también tenía otras connotaciones económicas como el miedo a perder sus privilegios fiscales...).
Coronel Von Rohaut
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