Mientras en los USA, siempre que se cita a una persona desconocida involucrada en un hecho sangriento o delictivo, se precisa si es afro-americana (un eufemismo para "negrata" de toda la vida), hispana (verbigracia: sudaca) o caucásica (que quiere decir blanco y mira si sería fácil decirlo así), en Francia una ley impide dar, de cualquier persona, su etnia o religión (ni siquiera en el padrón, lo que dificulta el necesario conocimiento de la población). Si al leer la noticia te ponen el nombre del interfecto (Ahmed, Mohamed o Mehmed) lo puedes interferir (*).
Hace un par de días en la ciudad de Badía, que cuando era un barrio de Sabadell ya era un centro mundial del charneguismo puro y duro, un moro mató a cuchilladas (es lo suyo, de toda la vida) a un rumano (que tampoco debía ser ningún angelito). Pero casi ninguna prensa ni medio (radio o tele) lo aclaraba, solo decían "un hombre murió a manos de otro hombre". Claro que no mentían, pero esto no es forma de dar una noticia, porqué la mutilaban...
Coronel Von Rohaut
(*) Mis padres, en la España de los años de la post guerra y que siempre ha sido racista, más entonces que acababan de salir hacía poco de una guerra contra el "moro", rezaban, en plan coñón y refiriéndose más a los mismos españolitos que, con las cartillas de razonamiento pasaban bastante hambre, esta frase que entonces era popular: "Jamalají, jamalajá, som de la càbila mai jalem", o sea, somos de la cábila o tribu "nunca comemos", parodiado en lenguaje árabe fonético.
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