El Olivas, uno de los principales (y presuntos) grandes chorizos y defraudadores de la Comunidad Valenciana, saga que inauguró el murciano Zaplana, ha ingresado, por fín y felizmente, en la cárcel.
Señalo lo de su origen conquense ya que, en Valencia, el grueso de la invasión ocupante foránea y que ha conseguido llevar la lengua valenciana a sus mínimos, está básicamente formado por manchegos. Y hace años y cuando yo viajaba regularmente a dicha comunidad, "manchego" era un insulto (suave y sin demasiada mala intención), equiparable al "charnego" de los andaluces en Catalunya o al de "maketo" dado en Vizcaya, donde la mayoría de inmigrantes eran gallegos.
Y es que la demografía y la natalidad han sido una poderosa arma masiva de ocupación hispano-castellana y andaluza, que ahora será arrasada por la magrhebí (especialmente en Catalunya ya que la presión islamista es muy baja o residual en Castilla salvo, algo, en Madrid-capital). Y de ahí los pocos esfuerzos del gobierno central para frenarla.
Coronel Von Rohaut
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