Hace años que se esfumó, que quedó en agua de borrajas, el gran sueño de hacer de Europa un estado federal y unido (idea de la que yo he sido un fanático hasta hace bien poco), que habían tenido los Padres Fundadores como Jean Monnet, Robert Schuman, Alcide De Gasperi, Paul-Henri Spaak, y algunos incluyen a Konrad Adenauer (el que llevó a cabo la gran reconciliación franco-alemana con Charles de Gaulle).
Winston Churchill había lanzado ya antes la idea de la unión, pero luego los británicos post-Churchill se quedaron fuera ya que solo deseaban, y nada más, una área de libre comercio.
Temiendo que los ingleses, en la Unión Europea (primero Comunidad del Carbón y del Acero, luego Mercado Común, etc.) fueran un caballo de Troya de los americanos (que, en un principio, para nada deseaban una uníón europea, que veían como un competidor a su hegemonía) De Gaulle les negó, siempre, el derecho de entrada, que no consiguieron levantar el veto hasta la muerte del general. Pero, naturalmente, se quedaron en lo que deseaban y les interesaba egoístamente y ni entraron en la Unión Monetaria (querían conservar su moneda y el "status" financiero de la City de Londres), ni firmaron los tratados de Schengen, ni han aceptado jamás ninguna de las directivas sociales de la Comunidad. O sea, están pero no son...
Y ahora hemos llegado a la actual Europa, bajo la dictadura económica de Alemania (*) y el egoísmo de casi todos los dirigentes europeos que siguen prefiriendo ser cabeza de ratón que cola de león, y hace que la idea de Europa se haya estancado y hasta retrocedido.
Y un ejemplo de esta falta de visión es que la Unión Europea le siga concediendo créditos-puente a Grecia, pero para que pague a los bancos; el pueblo griego, los europeos de a pié, que se jodan. Que Europa ya solo es una gran plaza financiera al servicio de la banca y de esto tan étereo que son "los mercados".
Apaga y vámonos...
Coronel Von Rohaut
(*) A la que a principios de los 50 se le perdonó su inmensa deuda de guerra y luego sufrimos los inconvenientes económicos de su reunificación (que tampoco querían ni Churchill ni De Gaulle), que pagamos entre todos. Y ahora nos imponen sus decisiones y su pétreo e inflexible "Weise des Handelns", que por algo, y desde siempre, son unos malditos teutones "cabezas cuadradas".
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