Veo por la tele un film de 1947, en pleno esplendor del cine de Hollywood, con un saltarín Douglas Fairbanks Jr. y una joven y pelirroja Maureen O'Hara, de la que decían las crónicas que tenía furor uterino o, por lo menos, que le daban unos calentones súbitos y violentos cuando estaba con su pareja, bien a oscuras en un cine o bien comiendo en algún restaurante. Y que hacía las delicias de los "paparazzi" de entonces.
Pero cuando yo le decía a mi padre que me gustaban las dotes gimnásticas del actor, él siempre me respondía que el realmente bueno era el Fairbanks padre (fundador en 1919, con su esposa Mary Pickford y su amigo Charles Chaplin y D. W. Griffith, de la productora "United Artists" en plena Época Dorada de Hollywood). Pero luego la historia contó que todas sus acrobacias en las primeras versiones de "Robin de los Bosques", "La marca del Zorro", "El ladrón de Bagdad" y "Los Tres Mosqueteros", eran dobladas por especialistas.
Sí, siempre se había dicho que Hollywood era una fábrica de sueños (dirigida y luego ampliada por judíos europeos) en la que todo era mentira...
Coronel Von Rohaut
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