Y aún que lo haya insinuado (o así lo ha parecido) el ex-dirigente de Podemos, el Juan Carlos Monedero, como que yo no lo sé, no voy a decir nunca que el Albert Rivera se dope, esnife o se meta "coca".
Claro que su uso moderado, o incluso una simple infusión de hojas, podría explicar la aparente falta de cansancio de este chico, a pesar de su visible hiperactividad (*).
El que si me consta que era cocainómano era el difunto ex-presidente Adolfo Suárez, ya que así me lo había afirmado, en aquella época, alguien cercano a los círculos de poder político de la capital (**).
Es cierto que su brillantez oratoria (¡Puedo prometer y prometo!) y su simpatía natural podían estar mejoradas e incrementadas con el esnifado de "la dama blanca". Una vez me lo habían dicho lo relacioné con mi observación que, cuando en sus apariciones televisivas salían primeros planos suyos, alguna vez detecté con extrañeza que, de cuando en cuando, el Presidente Suárez hacía pausas y se pasaba la lengua por encima o por delante de sus dientes; luego aprendí que este era un síntoma de los cocainómanos, que sufren el llamado efecto de "dientes de conejo" o sea, que tienen la sensación que los dientes les crecen o se les alargan (una especie de alucinación causada por el uso de la "nieve").
De momento yo, al pimpollo del Rivera, no le he visto aún lamerse los dientes...
Lamerles el culo a los anticatalanes y fomentar aún más la catalanofobia hispano-castellana, sí.
Coronel Von Rohaut
(*) Se pasa la vida en los platós de las televisiones madrileñas que le están aupando descaradamente. ¿Qué poderes fácticos están detrás de esta intensa entronización política?
(**) Un ex-Director General de un Ministerio del Gobierno.
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