En mi entrada anterior he citado al médico, científico y escritor y politico revolucionario francés Jean Paul Marat,
un Jacobino opuesto al más moderado pero también famoso orador Georges-Jacques Danton (debajo).
Pero es que en aquella época florecieron eminentes intelectuales y grandes oradores como Honoré Gabriel Riquetti conde de Mirabeau (en la imagen superior), Maximilien Robespierre, Louis Antoine de Saint Just, y apoyados en eminentes filósofos, escritores o pensadores como Voltaire, Condorcet, Diderot, Montesquieu, etc.
Todos ellos marcados por el triunfo de la Revolución Americana, un poco anterior (*), con Benjamin Franklin, Thomas Jefferson (encima), John Adams, Thomas Paine, etc., todos implicados en la Fundación de la nueva Nación Americana e inspirados por la misma Ilustración francesa.
Mientras que en España, por aquellas fechas y a pesar de los Campomanes, Jovellanos, Feijoo, Mayans, Capmany, etc., que se esforzaban en introducir las ideas de la Ilustración y la modernidad, pervivía la civilización y cultura pre-industrial, inquisitorial y oscurantista de la que, salvo en Catalunya y País vasco, no estoy seguro que todavía hoy, siglos XX y XXI, los castellanos la hayan sabido superar.
Y se preparaba España para la llegada de Fernando VII (encima) y un todavía mayor retroceso histórico, personificado por un gobernante aragonés llamado Francisco Tadeo Calomarde. Si los países tienen los gobernantes que se merecen, España merece ser la mierda de país que siempre ha sido... (**)
Coronel Von Rohaut
(*) Así como el paso pacífico, en la Gran Bretaña, de una monarquía absolutista a una monarquía parlamentaria y por donde teorizaba el gran economista Adam Smith, padre de la economía de la era industrial.
(**) De Calomarde a Aznar y Rajoy, viniendo del Conde Duque de Olivares y pasando por tropecientos energúmenos, políticos y militares, iletrados y cafres.
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