sábado, febrero 06, 2016

Medicamentos bajo sospecha

Hay medicamentos que en su día y cuando se descubrieron o sintetizaron se consideraban casi milagrosos y luego tuvieron que ser prohibidos por eventuales peligros y efectos secundarios.

Cuando yo era jóven, para las diarreas estivales tomaba normalmente un producto de la casa Ciba, el "Entero Vioformo" que me iba como anillo al dedo; pero luego fue eliminado del mercado debido a que se descubrió que podía causar problemas de ceguera (y me pasé al "Sulfintestín" primero y al "Fortasec" luego). Pero mi tío, que trabajaba en la sucursal barcelonesa de los Laboratorios Ciba, de Suiza (y su abuelo ya había trabajado en ellos), siempre decía que los casos de ceguera solo se habían dado en el Japón y que seguramente sería por algo inherente a dicha raza, ya que en otros países no había causado ningún problema; pero se vieron obligados a retirarlo del mercado mundial, especialmente para evitar eventuales demandas multimillonarias en los USA.

También se retiró del mercado otro producto de Ciba que había sido considerado casi milagroso (y el detonante, cuando se sintetizó en los años 20 del pasado siglo, que Ciba se dedicara casi exclusivamente, y por un tiempo hasta la llegada de los plásticos, a los productos farmacéuticos y abandonando los colorantes textiles por los que se había creado la empresa), como el estimulante cardíaco "Coramina" (*). Mi tío siempre explicaba que el tal medicamento había salvado la vida a una niña recién nacida (lo que no deja de ser un caso anecdótico) y que su padre solicitó permiso al laboratorio para ponerle a la niña el nombre de "Coramina".

Otro producto famoso de Ciba es el antiinflamatorio "Voltarén", también bajo sospecha por su peligrosidad, especialmente gástrica (como casi todos los antiinflamatorios)

Y retirado, creo que en su día, otro producto que yo había tomado por prescripción facultativa (y que no era de la casa Ciba), un antibiótico o quizás de la familia de las sulfamidas, llamado "Cloranfenicol", que luego solo se prescribió contra las fiebres tifoideas.

¿Y yo me pregunto, dentro de mi ignorancia enciclopédica, cuantos de los miles de fármacos que ingerimos no tendrán efectos altamente nocivos y, también, cuantos de los medicamentos retirados bien por no ser rentables, bien por haber sido aparentemente superados por otros productos más modernos (y más caros) o también por haber sido objeto de campañas en contra por parte de la competencia como, quizás, fue el caso del "Entero Vioformo", no serían todavía perfectamente válidos para nuestra salud hoy en día?

Como el "Cerebrino Mandri" que tomaba mi abuela, o el "Agua del Carmen" con el que tantas señoras menopáusicas se intoxicaban y agarraban media mierda.

Ahí queda esto...

Coronel Von Rohaut

(PS) Un famoso médico tisiólogo, amigo de la familia y ya desaparecido, me dijo un día que, salvo las infecciones y otras afecciones muy concretas, casi todas las enfermedades humanas podían ser tratadas con los dos grandes inventos que fueron la aspirina y el bicarbonato...
Quizás exageró un poco, pero creo que no iba desencaminado.
Claro que yo estoy seguro que, si sigo en vida, es gracias a los hipotensores betabloqueantes y a las modernas estatinas, todo ello fruto de la química farmacéutica moderna.

(*) Considerado como producto "dopante" en atletismo y ciclismo.
Y suerte que yo no competía ya que, por la Federación de Tiro Olímpico, un medicamento que yo tomo desde hace muchos años, como el "Tenormín" ("Atenolol"), está prohibido ya que, al reducir las pulsaciones (los grandes atletas ya las tienen más bajas de por sí), facilita la inmovilidad del brazo al apuntar y apretar el gatillo y se considera "doping" en este deporte; solo se puede aguantar la respiración al momento de disparar, técnica natural que no pueden prohibir... Y algunos fanáticos hasta hacen ejercicios de yoga.

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