Es cuando le dijo al Mariano Rajoy, en su cara, que no era una persona decente. O sea, que era un indecente; un sinvergüenza.
Luego tuvo que desdecirse y disculparse, impelido por las cacatúas y carcamales jurásicos de su partido, gerontofachas como el Pepe Bono, el Paco Vázquez, el Corcuera, el Joaquín Leguina, y las mismas presiones morales de Felipe González y Alfonso Guerra, etc. que, posiblemente y desde la distancia y altura de su (muy manchada) biografía, influyeron...
¡Señor, qué tropa...!
Coronel Von Rohaut
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