Un compañero me ha obsequiado un par de huevos de oca, que él cria en libertad; evidentemente, no vive en un piso de la ciudad...
Las ocas no son como las pobres gallinas industrializadas y "stajanovistas" que ponen casi sin cesar, y solo ponen durante una corta época del año, época que ya está acabando.
Pero sus huevos, que valen por tres de gallina, son muy sabrosos y conforman un plato muy completo, incluso tan solo fritos (de uno en uno...) en un buen aceite pero, sobre todo, si se ponen sobre un lecho de puré de patata y un poco de sobrasada o butifarra negra alrededor.
Y cuando mojas el pan y te lo comes, se te llena la boca de huevo...
Coronel Von Rohaut
(PS) ¡Mi esposa me los hacía, cuando los había en tienda; pero ahora, hasta este año, he estado una eternidad sin probarlos!
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