Crece en Catalunya la ganadería de pastoreo ("ramaderia", que estaba desapareciendo) y la incorporación de nuevos jóvenes al oficio de pastor, imprescindible para la continuidad de lo primero.
Esto garantiza la pervivencia de razas autóctonas catalanas, tanto de vacas (bruna dels Pirineus, vaca de l'Albera, vaca Pallaresa, etc.) como de ovejas y cabras, y con su pastoreo de montaña limpian el sotobosque y previenen de incendios forestales de forma económica y rentable.
Coronel Von Rohaut
(PS) Con un buen control y una política, justa, de compensaciones económicas, el incremento y continuidad de la ganadería de montaña (como la oveja aranesa) no ha de impedir la reintroducción de especies salvajes, propias del territorio (y que tienen todo el derecho a ocuparlo), como el oso y el lobo.
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