A los reinados borbónicos, a los levantamientos y golpes de estado de los "espadones", a las dictaduras militares, les siguió una pseudo-democracia formal pero de la que, ya en los lejanos años 80 del pasado siglo, el infausto Alfonso Guerra, un sociata andaluz centralista, aprendiz de Robespierre de pacotilla, dijo que "Montesquieu, ha muerto" o sea que había desaparecido, por decisión de los jerarcas españoles, la separación de poderes entre el legislativo, el ejecutivo y el judicial, que conforman la base de la democracia parlamentaria.
Malditos "mesetarios" e hispano-sarracenos retrógrados, corruptos, parásitos, inquisitoriales y soberbios que nunca han propiciado que España entre en la era moderna.
Coronel Von Rohaut
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