Cuando yo era pequeño a los niños, para merendar, se les daba mucho "carne de membrillo" y a mi me siguió gustando de mayor y cuando iba a Puente Genil (Córdoba), capital mundial del membrillo,
siempre me traía una caja grande de metal litografiado, con dulce de membrillo (en catalán, "codonyat", procedente del "codony", el fruto, que en crudo es incomestible, pero que se ponía en los armarios para perfumar la ropa blanca de cama).
Ahora se siguen haciendo estas cajas si bien con otro diseño, y las superan las cajitas, mas pequeñas y más baratas, de plástico.
Y creo que ha bajado su consumo pues es algo un poco pasado de moda (como tantas cosas) y no recomendado por su alto contenido en azúcar. ¡Pero a mi me gustaaaa...!
Y es riquísimo con yoghourt, como es bueno el requesón con miel ("mel i mató").
Coronel Von Rohaut
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