Si varias veces he hablado del "chef" Ignasi Domenech y de su libro "La Teca", donde se refundía (y se daban las recetas) de la mejor cocina burguesa barcelonesa (más que catalana) de la primera mitad del siglo pasado (verdadero patrimonio cultural e identitario), hoy un diario trae la memoria de José Rondissoni, un cocinero, maestro y pedagogo medio italiano y medio suizo que, a primeros del pasado siglo y en tiempos de la "Mancomunitat", trajo a Barcelona la gran cocina francesa clásica (patrimonio de la Cristiandad, con sus métodos, sus tiempos y sus productos) inspirada en Escoffier (del que era discípulo) y que la integró en la cultura culinaria catalana, donde ha perdurado hasta hace poco (que todo se pierde).
Pero también instituyó dos de los platos de "pasta" que pasaron a formar parte de lo más arraigado de la cocina catalana y casera, los "canelones Rossini" (hoy ya un plato mas catalán que italiano)
y los "macarrons a la cassola" (macarrones a la cazuela), gratinados o no (*).
Solo por esto ya merece todo mi respeto y agradecimiento.
Coronel Von Rohaut
(*) Que en todos los restaurantes es, además, el plato insignia y casi obligado de los niños que acompañan a su mayores, por ejemplo en las salidas dominicales.
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