El indigno señor Mariano Rajoy no estuvo ni ayer por la tarde ni esta mañana (hasta el momento de la votación) en los debates de la moción de censura a su gobierno y liderazgo, que ha perdido, mostrando su rastrera cobardía y falta de vergüenza y hombría, y su total falta de respeto al Parlamento o a la Democracia.
Y por fín y después de muchas tropelías, abusos, cacicadas, felonías y deslealtades, especialmente a los catalanes, nos hemos quitado de encima a este espécimen del peor ultranacionalismo hispano-castellano, centralista, ultramontano, iletrado, ignorante y bellotero.
Nada espero del "sociata" Pedro Sánchez Pérez-Castejón, nieto de un general franquista. Nada nos dará a los catalanes pero seguro que, peor que el Rajoy y su banda, su "gang" de mafiosos chorizos y delincuentes, aves rapaces apoyadas por falangistas "joseantonianos" como el Rivera (*), no podrá ser, ni queriendo...
¡Adiós, Rajoy! Adiós Soraya, adiós Montoro, adiós al sevillano Zoido y su asqueroso antecesor, el Jorge Fernández Díaz hijo de "Fachadolid", adiós a todos los bastardos, altos funcionarios de las dinastías castellanas que llevan siglos ordeñando, rapiñando, las ubres catalanas para alimentar su insaciable parasitismo, su soberbia, pedantería, pereza mental y desprecio altanero (**).
Coronel Von Rohaut
(*) Ayer estuvo bien, en su vibrante intervención, el Pablo Iglesias, de Podemos, llamándole fascista joseantoniano al Rivera, y ya era hora que alguien se lo dijera en público y para que quedase reflejado en las Actas de las Cortes.
(**) No, no los perderemos todos de vista pues muchos están enquistados en los aparato del poder u otros vendrán, ya que las plagas de alimañas son indestructibles y se expanden como la tiña...
Tan solo la independencia, la República Catalana, nos libraría de esta pestilencia, de esta gentuza que nos "okupa" y nos chupa la sangre como sanguijuelas o asquerosas sabandijas mesetarias que nos insultan y humillan abusando de su superioridad demográfica, y a pesar de su inferioridad moral e intelectual.
¡Que sí, hombre, que sí! Que yo soy un supremacista catalán...
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