Ayer estaba viendo, por casualidad, un programa de cocina dedicado al Périgord y la comarca de Bergerac, en el valle de la Dordogne, y estaban preparando un "confit d'oie"
(más graso y generoso que el "confit de canard" que yo como algunas veces) así como un magnífico
"foie gras" (un "mi cuit") también de oca.
Y si, la felicidad podría resumirse en comerselo...(*)
Coronel Von Rohaut
(*) Y que le den pol culo al colesterol, a la tan nociva grasa animal, y hasta al sufrimiento animal ya que yo, si bien soy animalista y sé que las ocas y patos sufren con su sistema de engorde, a algunos vicios de la carne (y nunca tan bien dicho...) no me sé resistir.
¿Y acompañado de un "Château d'Yquem" Premier Cru Classifié? Hombre, no exageremos, con un buen Sauternes, ni que sea un "second cru", ya me vale... Tampoco hay que echar la casa por la ventana, que luego viene un día siguiente... y yo me llamo Rohaut y no Rothschild ni Rockefeller.
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