Bienvenidos los investigadores, muchos voluntarios y aficionados benevolentes, los biólogos marinos que, con sus hidrófonos y sistemas de grabación, se dedican a escuchar el canto de las ballenas, intentan descifrar sus códigos y modos de comunicación con los que interactúan y mantienen unidas las familias estas maravillas de la creación que son estos gigantes de los mares que estuvieron al borde la desaparición y algunas especies todavía en peligro de extinción por culpa de la avidez humana.
Y gracias a los que, en lugar de cazarlas como antes, practican el turismo de avistamiento de ballenas en las costas de la Columbia Británica o de la Baja California, pero también en el Mediterráneo, ya que con sus ingresos y beneficios se financian muchos programas de conservación...
Coronel Von Rohaut
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