Este humorista estaba interpretando una obra de ficción, seguía un guión, y hacía una sátira (que es una de las cumbres del humorismo). Y un juez, malnacido e impresentable o sea, hispano-castellano ultra, le condena, pasándose además, la libertad de expresión por el forro de los cojones.
Que vigilen los actores de teatro que, sobre una escena, interpreten según que obras de Shakespeare, pués éste juez iluminado les podría acusar de fomentar el asesinato y otras maldades del alma humana...
Coronel Von Rohaut
(PS) Yo, virtualmente ya que físicamente no tengo ninguna, la bandera de la España castellana, centralista, autoritaria e inquisitorial, me la paso por el culo...
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