martes, diciembre 04, 2018

Yo me confieso de ultraderecha, no sé si me sabré explicar

En su día ya lo expliqué pero ahora, ante el avance imparable de la más dura ultra derecha, primero en Andalucia y pronto en toda España, y siguiendo los vientos de la historia que se dibujan en Europa y gran parte del mundo occidental y civilizado, repetiré y no me avergüenza decirlo, que yo también soy ultra-derechista. 

De una ultra-derecha patriótica, militarista y autoritaria, un poco (solo un poco, por atavismo...) machista, y un mucho homófoba y xenófoba: no me gustan ni los putos moros islamistas y mahometanos de mierda, ni los gitanos ignorantes y sucios y no integrados (como en todas partes, los hay de buenos...), ni demás gentes de mal vivir. Tampoco los chorizos, claro, aún que sean cristianos blancos y "de los nuestros"...

Pero, claro está, no soy ni quiero ser de la ultra-derecha española y soberbia, castellano-centrista y excluyente, mesetaria y bellotera, si no de la ultraderecha civilizada y culta, nacionalista catalana y catalanista que, en su día, representó el partido fundado por Francesc Maciá, con Ventura Gassol y la simpatía de Batista i Roca, (que luego dió nacimiento a Esquerra Republicana de Catalunya), y que encarnaron los hermanos Badía (asesinados en plena calle por pistoleros anarquistas de la FAI). 
Me refiero a "Estat Catalá" (actualmente disuelto o fragmentado entre varios grupúsculos insignificantes...). Está claro que no tengo suerte o que mi visión política está deformada y no tiene ningún futuro... 
¡Hey, tal como yo mismo...!

Para nada reniego de los movimiento obreros izquierdistas del siglo pasado y que de no ser por los Sindicatos de clase, los niños todavía trabajarían en las fábricas (*) y los obreros trabajarían mas horas que no tiene el reloj, sin vacaciones y por un sueldo de miseria (**). 

Claro que la libertad de comercio y el libre cambio, que han hecho la prosperidad de Occidente, precisan de reglas estrictas y humanitarias o sociales que se hagan cumplir. Pero me asusta el caos y la anarquía... 
Siempre tiene que haber alguien que mande para que las cosas funcionen.

Coronel Von Rohaut

(*) Mi madre, o sea no hablo de la edad media ni de Pakistán, hija de inmigrantes valencianos, con 13 años entraba a trabajar a las 6 de la mañana en una fabrica textil de Barcelona y iba a la escuela de noche. Era inhumano...
(**) Y quizás, desde la caída del Muro de Berlín y la desaparición de la URSS, los sindicatos han perdido fuerza y los patronos capitalistas han perdido el miedo (y la vergüenza) y estamos regresando a algún tipo de esclavitud laboral encubierta y de explotación de la juventud (becarios mal pagados, "mierda-jobs" precarios, etc.)...

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