Con motivo de la primera imagen real de un "agujero negro" captado en una constelación que se encuentra a 55 millones de años-luz de la Tierra o sea, como quien dice, aquí al lado, mucho se vuelve a hablar de los "agujeros negros" ya intuidos por Albert Einstein (que nunca los pudo confirmar) y luego teorizados por Stephen Hawking y otros astrofísicos eminentes.
Yo ya hace años que creo llegué a entender que se trataba de estrellas gigantes o sea, grandes masas estelares que colapsaban, se contraían sobre si mismas y, al empequeñecer su masa sin perder peso, se dotaban de una densidad (peso en relación a la masa) monstruosa que hacía que, por puro efecto gravitacional, atrajeran y absorbieran, se tragaran, todo lo que las circundaba, incluida su propia luz (que solo son ondas y no materia, y tanta era su fuerza de atracción), lo que las convertía en invisibles o sea, formaban un "agujero negro", un vacío en el firmamento, que solo se intuía, matemáticamente, por su interacción sobre el entorno y la modificación de la curvatura del espacio-tiempo.
Ahora con la colaboración de 8 radio-telescopios (*) alrededor del mundo y poniendo a trabajar una red de ordenadores operando en línea y también en distintas partes del mundo, se ha conseguido crear, informáticamente y gracias a los datos recogidos, la imagen (o falta de imagen rodeada de la materia incandescente a punto de ser engullida) de uno de dichos fenómenos.
Y para frivolizar un poco cuentan que a una señorita un periodista le preguntó si sabía qué era un "agujero negro" y ella le contestó "¿con qué cree ud. que me gano la vida...?"
Coronel Von Rohaut
(*) Al contrario de los telescopios ópticos de lentes de aumento o los más potentes de espejos reflectores como el de Monte Palomar en California
(con un espejo de 5 metros de diámetro y ahora ya los hay mucho mayores), los modernos radio-telescopios no captan imágenes si no que,
con su o sus antenas parabólicas, recogen las ondas de radio, radiaciones o pulsos del espectro electromagnético, que provienen del espacio. No miran sino que escuchan el cielo...
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