El Estatuto de Autonomía de Catalunya del año 2006 que reemplazaba al del 1979 y propuesto por Pasqual Maragall, hubiera sido aprobado tal como se redactó, de corte totalmente confederal y sin los recortes del PP (que lo impugnó ante los tribunales y acuérdense ustedes del señor Rajoy andando por España como loco, pidiendo firmas "contra los catalanes..."?) ni el bochornoso "cepillado" de Alfonso Guerra en el mismo Congreso, que lo mutiló salvajemente, muy seguramente no habrían ahora tantos independentistas como han habido luego; entonces no los había y solo éramos yo y unos cuantos patriotas fanáticos más...
Si hubiéramos conseguido un trato similar al de los vasco-navarros (ellos si que disfrutan de autonomía...), la gran mayoría de catalanes se hubiera conformado.
Pues nunca hemos estado en contra de la "solidaridad interterritorial", siempre que la podamos gestionar desde Catalunya, que somos los que pagamos (*). Y nos parece justo que las comunidades que más tienen y recaudan ayuden a las mas desfavorecidas. Pero lo que es inaceptable, es delictivo además de inmoral, que después del reparto por el gobierno del estado de los impuestos recaudados, Catalunya se quede, en riqueza por habitante, por detrás de muchas comunidades que aportan mucho menos o incluso nada...
Lo justo, si los catalanes decidiéramos libremente quedarnos en España, es que se adoptase el llamado "Principio de ordinalidad" (tal como se legislaba en dicho Estatuto abortado por los castellanos) o sea que "Esto significa que podrían seguir existiendo transferencias entre comunidades autónomas, pero si en una Comunidad se recauda más cantidad per cápita que en otra, el gasto en ella será mayor (es decir, se mantienen los rankings de ingresos y gastos per cápita igualados y no se pierden posiciones en el ranking nacional)".
Lo que no ocurre ahora ni ha ocurrido jamás en España donde, a los catalanes, siempre nos han dado pol culo, nos han expoliado, extorsionado. descaradamente robado...
Coronel Von Rohaut
(*) Siempre se ha dicho que "el que paga, manda", menos en España donde el que paga más no tiene ni derecho a opinar lo que se hace con su dinero. Y lo que se hace es siempre en beneficio de los demás y en contra del que aporta, cuyas infraestructuras viales y ferroviarias (que se caen a pedazos), portuarias y aeroportuarias, no paran de retroceder frente a las de sus competidores castellanos, verdaderas rémoras parásitas y paralizantes.
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