miércoles, noviembre 13, 2019

La España inquisitorial de toda la vida

Impecable análisis de Alfons Durán:

LOS HUEVOS DE LA SERPIENTE

12/11/2019

Hay que agradecer al ciudadano Pedro Sánchez que haya convocado elecciones generales, tomando como tronco argumental de la campaña su enfermiza negación del hecho catalán, bajo el ridículo diagnóstico de que en Catalunya el único problema es de convivencia. Su asesor y hombre de confianza señor Redondo (ver mi artículo “Roberto Alcázar y Pedrín” del 08.10.2019  https://www.alfdurancorner.com/articulos/roberto-alcazar-y-pedrin.html ), que en calidad de mercenario muy bien pagado ha guiado sus pasos hasta el último momento, se ha cubierto de gloria.
Así Sánchez se puso en la vanguardia de la catalanofobia y ha hecho explotar lo que el nacionalismo español ha estado ocultando desde la tramposa Transición: su intolerancia, su agresividad, su dogmatismo institucional.
Los resultados de Vox no son ninguna sorpresa. Los votantes de este partido lo han sido hasta la fecha del PP, del PSOE y de Ciudadanos. Ahora simplemente se han quitado la máscara y han expresado de forma transparente su ideología totalitaria, y en este sentido también debemos agradecérselo. Las palizas, las torturas, las vejaciones que el “Estado profundo” ha alimentado y ha permitido en los últimos tiempos, guardan una relación lógica con los votos del rancio nacionalismo español.
Las razzias, las detenciones arbitrarias, las imputaciones, los procesamientos, las sentencias son elementos instrumentales que los cuerpos de la España inquisitorial de siempre han utilizado para amedrantar a todos aquellos que no comparten su credo. En las actuales circunstancias los herejes son los catalanes y su voluntad política de autodeterminación. No los queman porque las hogueras ya no se llevan en la Europa del siglo XXI, no por falta de ganas.
En Catalunya, la suma de independentistas radicales, autonomistas independentistas e independentistas anticapitalistas han mejorado posiciones en cuanto a representación, aunque esto no sirva para nada, pues siempre serán una minoría en el circo madrileño. En nuestro propio territorio tenemos bien representado el nacionalismo español, con los fieles seguidores del PSOE felipista (con una sólida franja de pensionistas), y marginalmente del PP, de Ciudadanos y de Vox. Estos colectivos, conducidos por unos cuadros que el maestro Resina define como “realquilados existenciales”, seguirán practicando el juego sucio de las corrientes reaccionarias y populistas, medio en el que se sienten muy cómodos.
La desaparición práctica de Ciudadanos es anecdótica. Estaba cantada (ver mi artículo “Juguetes rotos” del 26.09.2019 https://www.alfdurancorner.com/articulos/juguetes-rotos.html). Se han visto superados por sus hermanos mayores. Aquellos que los auparon, se han deshecho de ellos.
Las costuras se han abierto y los huevos han reventado. El nacionalismo español lleva siglos anestesiando al pueblo y vendiéndole una imagen imperial de cartón piedra. Se aprovecha de la crisis económica generalizada, del miedo a perder lo poco que uno tiene, de un relato perverso sobre el enemigo a batir (los malditos catalanes), únicos responsables del caos en que estamos inmersos.
Dicen los especialistas que los huevos de las serpientes son transparentes y permiten ver unos pequeños bichos con aspecto tímido e insignificante, pero cuando rompen la cáscara y actúan la destrucción puede ser total. La incubación viene de muy lejos y ha sufrido sucesivas rupturas (1640), (1714), (1936), (1977) y sigue.
Apunto una cuestión razonable: Me gustaría conocer los pensamientos de jueces y fiscales de Escocia, el Reino Unido y Bélgica, cuando tengan que revisar las euroórdenes emitidas por la judicatura del Estado, sabedores del perfil auténtico del electorado español. Dicen que el voto es secreto, pero sería muy instructivo saber a quién han votado los miembros del Tribunal Supremo, la Audiencia Nacional, el Consejo de Estado, el Tribunal Constitucional y otras instituciones de menor rango.
¿Garantías democráticas? Por favor, un respeto.

Por la transcripción
Coronel Von Rohaut

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