El castillo que corona la montaña de Montjuic, en Barcelona, no fue erigido para la defensa de la ciudad, cómo se podría creer, si no para vigilar que no se levantaran los "perros catalanes" y en caso que lo hicieran, bombardearles desde las alturas y bien fuerte.
Y el que mas fuerte lo hizo, el general Espartero, Duque de la Victoria, en 1842, encima tiene una calle de Barcelona a su nombre (¡ seremos gilipollas...!!)
Luego sirvió de cárcel y allí fueron fusilados muchos catalanes famosos, cómo Ferrer i Guardia y más tarde Companys.
Los barceloneses, por todo lo anterior, siempre han odiado el castillo y la única solución era cederlo a la ciudad y transformarlo en algo que borrase su recuerdo.
Franco ya cedió parte de su uso y luego, ya en democracia, cada dos por tres algún "chuloputas" español nos promete su devolución y algún mamón catalán se lo cree.
El ministro Bono, sociata españolista hijo de falangista, dijo que no nos lo daría jamás (cómo si fuera suyo) si no aceptábamos todas sus condiciones infamantes. Condiciones que incluían una clausula sobre la obligación de que permaneciera una guarnición militar (pero ¿qué cesión es esta?) y que ondease la bandera española, lo cual era una redundancia pues ya existe una ley sobre las banderas que deben ondear en lugares públicos y esta clausula no era mas que una forma humillantes de hacernos bajar, una vez mas, los pantalones.
Luego un pleno del ayuntamiento de Barcelona votó una moción diciendo que sólo lo aceptaría sin condiciones y ahora va el alcalde Hereu a reunirse con el traidor (por sus antecedentes) Rodríguez Zapatero y en vísperas de elecciones acepta la cesión, ya prometida por el mismo Zapatero tres años antes. Se ve que una misma promesa, si la vas incumpliendo, va sirviendo para sucesivos periodos electorales.
Pero es una cesión, cómo la que ya había hecho Franco, pues la titularidad seguirá siendo del Estado. Y con condiciones, pues sigue saliendo la clausula estúpida y recalcitrante de las banderas. Y el Hereu dice que "no" es un regalo en vísperas electorales. Y aquí tragaremos lo que dijimos que no tragaríamos. Hasta el Maragall hubiera tragado y luego, una vez jubilado, saldría a decir que todo es una mierda...
Somos unos cagados....
Estamos gobernados, tanto aquí cómo allá, por unos macacacos...
¡ A las barricadas...!!!
Coronel Von Rohaut
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