domingo, junio 17, 2007

La lucha de clases

Sabe Dios que nunca he sido comunista a pesar de mi pasado de asalariado y que, en economía, soy mas bien liberal (siempre con un mínimo control estatal, ya que de lo contrario esto se desmadra...).

Y quizás este control ya empiece a ser necesario. Siempre los jefes han ganado mucho mas que los empleados y obreros y nunca me ha parecido mal.

Pero ahora, a la percepción que tiene la gente de que los "de arriba" cada día ganan mas, mientras que los "demás" cada día ganan menos y aquí aparecen los "mileuristas", temporales, precarios, becarios, etc., viene a confirmarlo un reciente estudio americano.

En los años 70, la remuneración media de un consejero delegado en Estados Unidos, era 40 veces superior a la un trabajador medio. En la actualidad, esta diferencia es 170 veces. Y a los sueldos astronómicos deben sumarse las indemnizaciones por cese o despido, los llamados paracaídas de oro procedentes de contratos blindados, que a veces alcanzan miles de millones (hablo de antiguas pesetas...), las "stock options" o remuneración complementaria en títulos que, gracias a su información privilegiada (prohibida por la ley pero difícil de probar), les permite venderlos de forma especulativa y escandalosamente beneficiosa. Escandalo aún mayor cuando los venden poco antes que se sepa que la empresa que dirigen ha tenido pérdidas y tienen que despedir miles de obreros por culpa de su mala gestión; y encima ellos se han forrado...

Una de las causas de este "gap" en los sueldos (no he leído ningún estudio ni comentario, pero a mi me lo parece) es que antes (y este antes lo situo entre el primer capitalismo salvaje y manchesteriano y la época actual) existía la figura de un dueño o propietario, que era quién contrataba a directores y obreros, manteniendo un cierto equilibrio salarial, para la salud social de la empresa.

En la actualidad, las grandes corporaciones multinacionales no tienen una propiedad definida y están en manos de directivos profesionales (másters del universo y yuppies agresivos) que, en gran parte, son los que se fijan sus propias remuneraciones y beneficios así cómo los sueldos de los empleados. A menor masa salarial, aparte de mejor competitividad frente a competidores de economías emergentes, mas beneficios corporativos y por lo tanto mejores "chollos" para los altos cargos dirigentes, que se pasan por el forro de los cojones la salud social de la empresa y a veces, incluso, la propia existencia durable de la misma, ya que su actividad y permanencia en ella tiene fecha de caducidad.

El propio presidente francés, Nicolas Sarkozy, en una de sus primeras intervenciones y ante el escándalo de lo que he expuesto mas arriba a raíz de los problemas de EADS con su Airbus (por la mala gestión empresarial se han producido 10.000 despidos mientras que los vice-presidentes cesados se han llevado miles de millones de indemnización) ha declarado que habrá que revisar los paracaídas de oro.

Y yo digo, por pura supervivencia ¿no tendrán que volver, obreros y empleados, a la lucha de clases, que parecía superada?

Margaret Thatcher, en Gran Bretaña, laminó a los sindicatos que, con su fuerza y peticiones excesivas y muchas veces absurdas, habían arruinado el país. Pero quizás pasarse en deslegitimar a los sindicatos y dejar que patronos y altos cargos hagan de su capa un sayo y vuelvan a la ley de la selva, donde el pez grande se come al chico, no sea lo mejor para el conjunto de la sociedad.

Claro que la solución tampoco está en manos de los actuales sindicatos, donde sus dirigentes (en España, por lo menos), no son mas que unos torpes funcionarios agarrados a sus poltronas y cobrando del presupuesto...

¡Proletarios del mundo, uníos!
¡A las barricadas!
¡No pasarán!
¡El pueblo, unido, jamás será vencido!

Coronel Von Rohaut

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