Parece que los occidentales no podemos sacudirnos el complejo de culpabilidad que arrastramos con África.
En su editorial de hoy, el vice-director de La Vanguardia, un tal Abián, se refiere a la reunión de Lisboa, entre la UE y África y en lugar de centrarse en el presente y explicar que el impresentable dictador Gaddafi, disfrazado de "fantasma de la opera", se llena la boca de gilipolleces, o que la mayoría de países africanos, libres e independientes, están abocados a la mayor pobreza del mundo por culpa de sus dirigentes, salvajes y corruptos. Cómo el Obiang, de Guinea, que vende su petróleo a los americanos y cuyos hijos coleccionan Ferraris y Lamborghinis mientras su pueblo se hunde, cada vez mas, en la miseria.
Prefiere recordar que los barcos catalanes que hacían las américas, se dedicaban al trafico negrero. ¡Coño! Ya lo sabíamos y ahora lo lamentamos y pedimos perdón pero... ¿Y qué? ¿Hemos de estar flagelándonos siempre?
Y dice que el negro Robert Mugabe es un fantoche (no, no es un fantoche, es un criminal de talla planetaria) pero que nos olvidamos de recordar que su antecesor rodesiano Ian Smith, fallecido hace menos de un mes, era un protonazi blanco.
¡Vale macho! Pero también tu te olvidas de decir que con el blanco Ian Smith, Rhodesia era uno de los países mas ricos de África, los blancos mas ricos que los negros pero todos comían mientras que ahora, con el negro Mugabe, en Zimbabwe blancos no quedan, han sido expoliados y robados o asesinados y los negritos mueren de hambre. Y me niego a creer que lo hacen alegres y contentos por ser independientes.
No sé qué es peor. Bueno, yo sí lo sé...
Coronel Von Rohaut
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