domingo, mayo 04, 2008

Calvo Sotelo

Ni de su ideología, ni de su trayectoría política, ni siquiera de la estirpe familiar de la que descendía, todo lo cual me produciría bastante repelús.
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De lo que quiero hablar en la muerte de Leopoldo Calvo Sotelo es del hecho que, personalmente, era el mas preparado de todos los presidentes de gobierno de la transición y de la democracia española.

Su currículo es infinitamente superior al de todos los demás: ingeniero de caminos con el número uno de su promoción y hablando varios idiomas extranjeros, cosa extraordinaria entre los políticos españoles.

Inteligente y culto, lector habitual de Heidegger y de Teilhard de Chardin, aparentemente adusto pero dueño de una fina ironía inglesa. Sin comparación con los palurdos y casi analfabetos Suárez y Zapatero (el primero, simpático pero el segundo, ni éso) o el vacuo y superficial González.

Pero cómo político fue minusvalorado y sin ningún carisma. Demostración palpable que, para triunfar en la política, al igual que en los negocios y hacerse multimillonario, no sólo no hace falta ser culto e inteligente si no que posiblemente sea preferible no serlo.

Salvo honrosas excepciones claro, pero, por lo menos en España y ejemplos los hay a cientos, lo mejor es ser, no inteligente pero si listo o aún mas, listillo. Ambicioso, por descontado, y cínico, sinvergüenza, embustero, farsante, charlatán y embaucador. Si además vales, ya es la hostia...

Coronel Von Rohaut

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