No me importa hacerme pesado. Lo he dicho y lo repetiré. A mi, que me gustan, desde un punto de vista estético, las corridas de toros, las prohibiría en este mismo instante porqué es inaudito e incomprensible que una sociedad que se dice civilizada siga permitiendo un acto de tal crueldad, sadismo y barbarie.
Y por ello mismo celebro el nuevo artículo de mi admirada pero poco amada Pilar Rahola, que en La Vanguardia de hoy, vuelve a arremeter contra esta salvajada tan proto-hispana.
Coronel Von Rohaut
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