El agua de la Fuente del Avellano

Ahora que la distribución del agua en toda la zona conurbana de Barcelona estará, mayoritariamente, en poder de una sociedad francesa, la Suez (*), confío que de una puta vez traerán el agua trasvasada del río Ródano, solución definitiva para las carencias hídricas de Catalunya.

Así como integrar las redes del Ter y del Ebro de cuyas aguas, la porción que se podría trasvasar a Barcelona, sería muy inferior al agua que aporta al Ebro, el Segre, río este último totalmente catalán, por lo que no tendrían nada que decir ni los putos maños (que hacen como el perro del hortelano) ni los rapaces valencianos y murcianos, que solo desean el agua del Ebro para regar los campos de golf de su maltrecha y especulativamente destrozada costa mediterránea, una vez que ya han arrasado con la suya que, de no haberla desprovechado en las urbanizaciones de La Manga y otros desastres ecológicos, debería bastarles para regar limoneros y naranjos.

Y que se vayan a la mierda los que se oponen a dichos trasvases: los sectarios y dogmáticos gilipollas de ICV y el gobierno de Madrid, mande quien mande allí, ya que el único motivo es joder a los catalanes. Por que la razón expuesta para negarse al transvase del Ródano, que es el valor estratégico del agua y el peligro que venga del extranjero, no se tiene en pié después que el mismo gobierno traiga de Francia la energía eléctrica, de procedencia mayormente nuclear, para más INRI.

Viva "Suez".

Coronel Von Rohaut

(*) Que ha adquirido las acciones que en Agbar tenía La Caixa. Suez es la heredera de la antigua Lyonnaise des Eaux, que de siempre ha tenido intereses en Aguas de Barcelona, mientras que su competidora, Vivendi, es la heredera de la Générale des Eaux y esta ultima con origen en París o sea, menos seria que la que nació en la industrial Lyon, la Barcelona de Francia, y situada precisamente sobre el río Ródano. Y ambas entre las mayores empresas mundiales de tratamiento de aguas. Además, la actual Suez proviene de las antiguas Compañía del Canal de Suez y de la Banca de Indochina, dos florones económicos del colonialismo francés.