sábado, noviembre 27, 2010

Las falacias varias y trampas saduceas de CIU/ERC, así como el gran sofisma del siglo


Cuando Artur Mas y/o Joan Puigcercós, para convencer a sus bases ciertamente independentistas que, ambos, las tienen en sus partidos, prometen como gancho electoral que solicitarán al gobierno de España un concierto económico como el vasco o, como mínimo, un pacto fiscal, así como el poder hacer un referéndum para la autodeterminación, están mintiendo; están engañando a sabiendas a sus posibles votantes puesto que, no siendo tontos, que no lo son, saben perfectamente que ambas ofertas son totalmente imposibles de realizar.

Ambas peticiones han de ser concedidas por el gobierno español y siendo que dicho gobierno español y, por ende, el resto de España entera, saldría altamente perjudicada, nunca lo van a conceder. Además, es más que posible, según muchos juristas importantes, que dicha concesión requiriese una modificación, adaptación o, cuanto menos, interpretación (*) de la Constitución Española. De ser así, no solo las concesiones tendrían que hacerlas el PP y/o el PSOE, partidos nada favorables a ninguna concesión, sobre todo económica, hacía Catalunya, si no que la modificación debería ser refrendada por el pueblo español, todo el pueblo español.

¿Se imagina alguien, sin estar borracho hasta el culo, que las buenas gentes de Andalucía y Extremadura votarían favorablemente el darles a los catalanes lo que ellos considerarían un agravio comparativo inmoral y un privilegio inasumible mientras, al mismo tiempo, ellos perderían sumas ingentes de dinero que ahora les benefician y se reparten?

Ni por parte del pueblo español ni de sus gobernantes, jamás obtendremos ni conciertos, ni pactos, ni autodeterminaciones. Y decir que lo conseguiremos porqué lo explicaremos bién, como vuelve a decir el Mas, después que llevamos 30 años haciéndonos los simpáticos con el resultado de todos conocido, haciendo pedagogía y cada vez el sentimiento de animadversión hacía los catalanes es mayor por parte de la desinformada, manipulada e incluso, a veces, malévola gente española, ya es rayar en la supina ignorancia; y como que no creo que el Mas sea ignorante, solo puede ser una maliciosa tergiversación para ir tirando (él y los suyos, claro..., haciendo la "puta i la ramoneta"). Mentiras y falacias. Como cuando el Mas, refiriéndose a la actual adscripción de Catalunya a España, dice "... no tiene sentido disparar contra un barco en el que estás a bordo..." Pero si puedes saltar, gilipollas; y hazlo cuanto antes y no como las ratas, que se van cuando ya se hunde...

Mientras que la obtención de la independencia, que no te la han de conceder si no que tu la arrancas, es mucho más viable, jurídicamente. Es cierto que la Constitución Española la prohíbe expresamente, pero si quieres independizarte es que no la asumes ni la aceptas ni la obedeces, si no que te enfrentas a ella y estás dispuesto a cruzar cualquier "línea roja". Y, como es sabido, de acuerdo con la doctrina de la ONU, es suficiente que una mayoría simple del Parlamento, en este caso el catalán, lo vote y lo proclame. Muchísimo más fácil que esperar que te lo conceda (ni esto ni nada) graciosamente el Parlamento y/o el pueblo español.

Luego ya se discutirían los flecos, una vez obtenido el reconocimiento internacional. Y, según también muchos juristas de talla internacional, la adhesión a la Unión Europea no deberíamos solicitarla (como han hecho Kosovo, Montenegro, etc.), puesto que ya formamos parte de ella desde la adhesión del Reino de España, al que pertenecíamos.

Y "last but not least", está el gran, el inmenso sofisma que aducen todos los partidos españoles y/o españolistas: "Menos hablar de problemas identitarios, del catalán y de la bandera, que solo preocupan a unos pocos, menos malgastar en ayudas a la cultura "regional", en embajadas comerciales que solo benefician a los "amiguetes", menos perder tiempo y dinero en temas secundarios que no interesan a la gente, y más preocuparse por lo que, de verdad, importa al pueblo".

¿Y qué es esto que es lo que más le importa al pueblo? Pués toma, como a mí:
  1. El paro
  2. La crisis económica y el cierre de industrias con la correspondiente falta de trabajo
  3. Los subsidios al paro, las pensiones de vejez y jubilación y viudedad
  4. Las hipotecas y la falta de créditos
  5. La educación y la I+D
  6. La inmigración y su falta de integración
  7. La inseguridad o aumento de la criminalidad
  8. La sanidad, las demoras en las intervenciones quirúrgicas, la falta de plazas hospitalarias en la sanidad pública y la congestión y saturación de los servicios de Urgencias, la calidad de la atención médica, la no inclusión de algunos servicios como los dentales, etc.
  9. La atención a los viejos y las personas dependientes
  10. Las infraestructuras (autopistas y peajes, puertos, aeropuertos, ferrocarriles y GTV's, etc,)
Todo, exactamente, todo, temas que para su solución, rápida y eficiente, requieren grandes, ingentes, cantidades de dinero. Dinero que los catalanes tenemos pero que España nos lo roba, nos lo detrae en beneficio del gobierno central y de otras comunidades. Dinero que tendríamos solo con quedarnos lo que es nuestro y bien nuestro, ganado con nuestro esfuerzo.

Y como que este dinero jamás, digo jamás y ya se ha visto en el curso de los últimos 30 años, en los que se ha agravado lo que venimos sufriendo en los últimos tres siglos, jamás, repito, nos lo darán. La única solución es la, precisamente, la identitaria o nacional (no nacionalista; yo soy catalán, no catalanista).

La independencia; el disponer de un Estado propio y soberano...(**)

Coronel Von Rohaut

(*) Y para esto ahí ya está el Tribunal Constitucional... ¡no me hagas reír que se me parte el labio!
(**) ¿Que ya me pongo pesado? Es que he de remar contra la corriente de tres siglos de comida de coco, de asimilación, de "síndrome de Estocolmo". Y sigue siendo mucha, muchísima, demasiada, la buena gente que, ni poniéndoles delante de los morros datos contables y estadísticos, argumentos económicos y científicos contrastados y avalados, brutales, escandalosas y hasta obscenas evidencias irrefutables, siguen sin querer ver ni creer. Ya se sabe que no hay más ciego que el que no quiere ver ni más sordo que el que no quiere (¿o no puede?) oír. Por esto, yo, remacho...

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