Nosotros entendemos (y aceptamos, faltaría más) que ellos sean españoles (como son alemanes los alemanes y franceses los franceses) mientras que ellos son incapaces de aceptar que nosotros somos catalanes y no, ¡por Dios! españoles. Como los escoceses no son, ni quieren ser, ingleses.
Y esto que es elemental, de cajón como dicen los castellanos, y no precisaría más aclaración, los catalanes (y yo mismo) nos hemos hartado de explicarlo, de hacer pedagogía, de forma totalmente ineficaz e inútil.
Los catalanes vemos bién que los españoles (de matriz castellana) sean nacionalistas españoles, que lo son y de forma furibunda aunque ellos lo nieguen. Porqué es lo correcto, lo suyo y apropiado.
Pero los españoles, a los catalanes, cuando nos llaman nacionalistas lo hacen como un insulto (*), de forma peyorativa ya que, para ellos, nuestro nacionalismo, al ser periférico al suyo, lo consideran una afrenta insoportable, además de un signo de provincianismo.
E insisto en que, cuando se les intenta explicar, sencillamente no lo entienden. Y mi duda es si no entienden por un problema genético, que no creo, que les impediría asumir lo más común (de sentido común que, como se sabe, es el menos común de los sentidos) y elemental, o bien si es debido a que su propio y fanático nacionalismo español, que lo tienen y posiblemente incluso de forma subconsciente y no asumida racionalmente, les mantiene cerrada la ventana cognoscitiva de su cerebro.
Luego, el problema no sería genético si no cultural y conductivista y, por lo tanto, corregible. Pero yo ya he renunciado y me he acogido a la posición fácil y cómoda: la de insultarles...
Coronel Von Rohaut
(*) Hasta los mismísimos cojones estoy de escuchar, por radios y televisiones mesetarias, emparejar de forma malévola e insidiosa, el nacionalismo (catalán, claro, o vasco) con el nacionalsocialismo o "nazismo" cuando esto es, precisamente, lo que son ellos, algunos, sí, pero demasiados. Unos fachas de tomo y lomo.
El nacionalismo español no ha sido nunca realmente popular, al menos a partir del siglo XX. Todo nacionalismo tiene reflejos en la acción política nazi pero ninguno, incluso los más salvajes, han llegado a sus extremos dado que los nazis más que nacionalistas eran eugenopanracistas valga el palabro. Esto ya lo vieron los nacionalistas alemanes que se hicieron contrarios a los nazis incluso durante la Segunda Guerra Mundial como Ludendorff, Carl Schmitt o Ernst Junger.
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