Un buen hombre, un honrado y laborioso "pagès", un labrador catalán, recuerda ahora que cuando, por la gilipollez de los alemanes que culparon a los pepinos importados de España del proceso de cagarrinas (E coli) desatado en Europa, los precios de las hortalizas españolas se derrumbaron y hubo que otorgar unas indemnizaciones.
A Catalunya, de las compensaciones recibidas de Europa, el ministerio de agricultura español les concedió un total de 33.131 euros o sea, una media de un euro por payés.
A Andalucía les transfirieron 32,97 millones de euros o sea, unas mil veces más que a Catalunya, cuando la crisis afectó mucho más a la producción catalana que a la andaluza, donde ya estaban acabando la campaña mientras aquí comenzaba entonces.
Es bien cierto que cuando un gobernante hispano-castellano ve a un catalán, sea labrador o ingeniero de caminos, canales y puertos, lo primero que se le viene a la mente es "¡ Caña al mono !"
Coronel Von Rohaut
(PS) Cuando nos quejamos y con razón, de los déficits y expolios ficales, de los grandes desequilibrios en infraestructuras, etc. etc. y demás grandes temas económico-estratégicos, a veces nos olvidamos de estas y otras pequeñas (o no tan pequeñas) putadas continuas como las asímétricas ayudas agrícolas, las becas a estudiantes que se quedan todas en Madrid, las subvenciones culturales ridículas cuando la mayor aportación dineraria al estado es nuestra (por ej. el MNAC, Museo Nacional de Catalunya recibirá del estado, para adquirir obras de arte, 500.000 euros; ¡ la misma cantidad que el mismo estado se gastará en la piscina de la embajada española en Arabia Saudita... !).
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