El Pepe madrileño puede ir dando pisotones, patadas, codazos, y los señores árbitros ni tan solo le pitan falta.
Cuando acumula 5 amarillas (que la mayoría deberían haber sido rojas), le castigan con un partido, como al Messi barcelonista, cuyas tarjetas han sido, solo y todas, por manos o protestas; ni una sola patada.
Y al Piqué, por un posible y nada claro empujón (ni comparación con las alevosas agresiones del Pepe), le sacan la roja y a la calle. Y como que antes se había quejado al árbitro por su parcialidad en varias faltas no pitadas al adversario del Barcelona (el de este día, pero pasa con cualquiera: solo en esta temporada, 10 penalties pitados a favor del Madrid por solo 3 al Barça), el árbitro aprovecha la primera oportunidad para vengarse y por esto Piqué dice que su expulsión es premeditada. Y tiene razón.
Y el Colegio de Arbitros (los colegiados de la Central Lechera) pide que Piqué sea sancionado por falta grave. Pero cuando en el ultimo partido Madrid-Barça, al finalizar, el portero Casillas le dijo al árbitro, en püblico, "...vete a celebrarlo con ellos, tanta mierda y tanta polla...", y el entrenador Mourinho esperó al colegiado escondido en el parquing para espetarle "...como te gusta joder a los profesionales", el Comité de Competición no dijo ni mú.
Yo creo, y lo digo sinceramente, que lo mejor que podrían hacer los españoles con los catalanes, que tanto daño les hacemos y tantos problemas les causamos y que encima vivimos todos a su costa (... lo que muchos afirman de verdad), es meternos en un campo de concentración y después de un tiempo y cuando se hayan calmado los ánimos, gasearnos en silencio y aquí paz y allá gloria.
Coronel Von Rohaut
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