viernes, marzo 09, 2012

Nunca me podré acostumbrar, ni quiero...

Sale por la tele un concursante, un garrulo con barba, y dice: "Con mi marido estuvimos de viaje a Roma".

Mira, maricón de mierda, un marido es el esposo de una tía. El que te la endiña a ti pol culo será tu guarro, tu barragán o concubino (habrá que acostumbrarse a estos neo-masculinos), o cualquier otra cosa que así será si así os parece. Pero hay unos límites que fija el vocabulario. Un matrimonio es un contrato, civil o religioso y tanto me dá, entre un hombre con un par de huevos y una mujer con raja y tetas, para formar una familia y tener hijos después de echar un buen polvo por el agujero adecuado (*).

Si alguien nace con una tara o disfunción sexual, pues mala suerte y a apechugar, como el que nace manco o sordomudo. Todos mis respetos y ni la más mínima traba u oposición a que disfruten de todos sus derechos civiles y humanos y ninguna discriminación por motivo de su orientación sexual invertida; pero igual que el sordomudo no podrá oír ni el ciego ver, el maricón no se podrá casar.

Y si se enamora de otra persona homosexual (o heterosexual que se prostituya, como un chapero, o una puta para las tortilleras), ningún problema, ninguna oposición a que viva y se acueste con ella bién arrebujaditos. Y para legalizar la situación y asegurar el derecho de sucesión, por ejemplo, pues se firma un contrato civil (que no otra cosa es, legalmente, un matrimonio) y aquí paz y allá gloria.

Pero no digas "mi marido", mariposón sodomita. Suena fatal... y ofende la sensibilidad de la gente normal o sea, lo que no eres tu, mal que te pese.

Coronel Von Rohaut

(*) Que el otro es para cagar o para hacer guarrerías. Y si uno de los dos o ambos son estériles o sufren un problema físico, enfermedad, etc., y alabado sea el Señor que una desgracia nunca viene sola, se utiliza la adopción legal que para esto está.
Pero tampoco entre dos bujarrones, ya que los niños, pobres criaturas inocentes, para su correcto desarrollo psíquico, precisan tener unos modelos sexualmente diferenciados, unos roles paterno-maternos; si son huérfanos, ya es bastante desgracia, pero que tu modelo educativo sea un pájaro que la mete al revés...

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