El fascismo rampante

Cuando utilizo, para insultar a muchos dirigentes españoles, tanto del PP como del PSOE, las palabras falangista, neo falangista o fascista, algunos amigos míos me dicen que exagero al servirme de términos y expresiones del pasado y que me paso tres pueblos al tratar a los ahora pobres hispano-castellanos de imperialistas.

Pero acabo de leer que un pensador extranjero de los años setenta del pasado siglo ya establecía que "La orientación imperial de la concepción falangista de España no solo inspiró el Estado de la Dictadura franquista sinó que infectó también el despliegue de la Transición y la Constitución" . Y con ella el PP se ha hecho hegemónico y ha emprendido su batalla contra el catalanismo.

Batalla a la que siempre se han unido socialistas notables como el Bono, el dúo González/Guerra, el Rodriguez Ibarra, etc.

Y la ultima parida de Paco Vázquez, ex-alcalde sociata de La Coruña y ex-embajador de España ante la Santa Sede, vomitando que el vigilar que los niños catalanes, para reforzar la inmersión lingüística, también durante el recreo de la escuela utilicen el catalán (*), es comparable a obligar a llevar la estrella de David a los judíos de Alemania. O sea, equiparar la ley de educación de Catalunya con el holocausto "nazi" (*) es para enviarlo directamente o al paredón o, como alternativa, a Auschwitz; para que aprenda a distinguir.

Coronel Von Rohaut

(*) No es la primera vez, ni será la última que, desde las Españas y sus altavoces mediático-centralistas, a los catalanes nos acusan de "nazis" por querer defender nuestra lengua y nuestra cultura. Y lo hacen quienes menos autoridad moral tienen para hacerlo: ex-falangistas, hijos de falangistas, neo falangistas y energúmenos varios del "facherío" nacional hispano-castellano que impera por las cavernas mesetarias; con el aditivo de algún traidor catalán renegado, neo-españolista converso, "botifler" o "quinta columnista". Que todos los grandes criminales acostumbran a tener sus cómplices babosos y sicarios asalvajados.