Era una canción de Salvatore Adamo de 1963. Y ayer nevó en el Pirineo catalán y especialmente el de Lleida, como hacía por lo menos 6 años que no lo hacía.
Ver reportajes por televisión con grosores notables de hasta más de medio metro en el interior de poblaciones importantes es precioso y tal parecen vistas del estado de Colorado...(*).
Pero cada vez que veo pobres diablos luchando como condenados para instalar cadenas en las ruedas de sus coches, me alegro de la decisión que tomé hace muchos años, cuando viajaba por toda España, de no llevar cadenas. De esta forma no podía caer en la tentación de colocarlas y seguir viaje con fuertes nevadas y con el peligro que ello comporta. Ante el riesgo de carreteras cortadas o con obligación de poner cadenas, o buscaba una ruta alternativa o me quedaba calentito en la habitación del hotel y a la espera que escampe...
Pero una vez me encontré, ya de camino, con una carretera nevada y helada en Soria, cerca de Navaleno y en una cuesta de cuyo nombre ya no me acuerdo; cuando casi llegaba a la cima el coche perdió tracción y me hice otra vez toda la cuesta, pero deslizándome hacía atrás y con los cojones por corbata. U otra vez que, fuera de temporada y por San José, al salir de Burgos camino de Santander me encontré con una gran e inesperada nevada; mucho antes de llegar al puerto del Escudo, por los Páramos de Masa, ya tuve dificultades hasta que tuve que hundir el morro en la nieve de la cuneta e irme a refugiar en un bar/parador, donde estuvimos varias horas incomunicados, hasta que vino la Guardia Civil con su vehículo de cadenas y nos ayudó a desencallar los coches y luego las máquinas quitanieves nos fueron abriendo camino. Naturalmente no me atreví a subir el Escudo y me fuí hasta Reinosa dando un rodeo.
Ahora lo veo por tele...
Coronel Von Rohaut
(*) O cuando yo me quedé inmovilizado tres días en Boston, Massachussetts, por una tempestad, un "blizzard" descomunal que paralizó la ciudad (con 70 cms. de nieve) y todos sus alrededores... casi toda la costa de Nueva Inglaterra, diría yo, con miles de coches atrapados en las autopistas. Se le conoce como el "Northeastern United States Blizzard of 1978" y así pasó a los anales meteorológicos. Guardo un certificado del Hotel Sheraton de Boston atestiguando que yo estaba allí.
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