Viendo un reportaje sobre los feroces cocodrilos marinos (o de estuario) de Australia ("crocodylus porosus"), el guía explica que los huevos de tales bestias antediluvianas no tienen género al principio o que son todo hembras y que los huevos, según se desarrollan y con las condiciones ambientales, etc., se van diferenciado entre machos y hembras.
Una señora pregunta si la temperatura ambiente influye y el guía, un cachondo, le responde que sí: que cuanto más calor, más se desarrollan las neuronas en los embriones de algunos huevos y las hembras se convierten en machos.
¿Machista, el tío? No, qué va...
Coronel Von Rohaut
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