Y viendo ahora un programa de la "tele" sobre cocina del Penedès, una famosa comarca vinícola de Catalunya, hablaban de otro plato rural y de temporada, y precisamente la de ahora, tiempos de vendimia...
Es el arenque salado (o en salazón y crudo, desespinado y desescamado, mejor fileteado), acompañado de granos de uva (*), lo que no puede ser más del tiempo.
Una auténtica "delicatessen" que hace años cené (luego lo he repetido en alguna ocasión) en un restaurante de Sant Sadurní d'Anoia, en una salida con amigos y esposas, y bien regado con un "cava" del país, un "Brut Nature" a temperatura ambiente (bajaron a buscarlo directamente a la cava, bodega o "celler" que, si está bien acondicionada, mantiene una temperatura constante de 15º).
Coronel Von Rohaut
(*) Porqué cuando los teóricos y sabios de alcoba hablan y pontifican sobre la cocina mediterránea y sus virtudes, especialmente con los platos de pescado por encima de los de carne (que la carne que se comía en los pueblos y zonas rurales era, básicamente, la de cerdo), olvidan que en los pueblos del interior no llegaba, o llegaba con retraso y dificultades, el pescado fresco. Los únicos productos de mar que estaban siempre a disposición de las amas de casa, de las sufridas esposas de los "pagesos" o labriegos, eran el bacalao seco y los arenques salados, o sardinas de la costa, o también llamados "guardia civiles".
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