Y no voy a hablar de política (o sí, pero municipal y de "aquello que interesa a la gente").
La ciudad de New York, que alberga a millones de habitantes disfruta, en los grifos del servicio municipal de aguas que abastece a la población, de una agua potable ("drinking water") magnífica. Y sin necesidad de haber construido ninguna mega-estación depuradora utilizando productos químicos.
Hace ya muchos años las autoridades decidieron que las aguas del río que, al norte del estado de Nueva York, provee a la megapolis a través de canales y tuberías, fueran filtradas naturalmente a través de los bosques que cubren la zona y donde se prohibió toda actividad agrícola o humana, y el uso de pesticidas, etc.
Y el agua del lavabo del baño del hotel, por ejemplo, es deliciosa y no precisas de aguas embotelladas (y caras) para hacerte pasar la sed. Y en los buenos hoteles hay tres grifos: de agua natural, agua caliente y agua enfriada (independientemente que en los pasillos hayan máquinas de cubitos de hielo y que, gratis, puedes coger a cubos...).
En España, agua de boca buena la encontré yo en los hoteles de Pamplona, por ejemplo. En Barcelona, no, que vá... dura y clorada que te cagas...
Coronel Von Rohaut
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