miércoles, noviembre 04, 2015

Vamos a ver si, de una puta vez, entendemos de qué cojones estamos hablando

Que quede escrito que yo no defiendo, para nada, la corrupción, y que creo que el que la hace la ha de pagar, pero siempre de forma proporcional y no magnificando ciertas actividades para aprovecharlas de forma partidista, nacionalista (del muy potente y duro nacionalismo español), y electoralista.

Como cada día (y ya van la tira) salen por las teles mesetarias nuevas filtraciones de "maldades" pergeñadas por el "clan Pujol", al que se pone como enseña y paradigma de la corrupción española (y como mal ejemplo del independentismo catalán, al que hay que combatir por todos los medios, por lo civil o por lo criminal y atacándolo por Tierra, Mar y Aire, y por todas las hediondas y encharcadas alcantarillas del estado...).

Y cuando hoy, en "la Sexta" (la "progre"), dicen que lo evadido por los Pujol en Andorra alcanza la astronómica cifra de 45 millones de euros, el presidente de Extremadura, presente en el programa, sale diciendo: "ves, cuando los catalanes decían que España les robaba, querían decir que quien les robaba eran los Pujol".

¡Hostia Puta Divina! Cuando los catalanes decimos que "España nos roba", queremos decir que de los impuestos recaudados, cada año, en Catalunya y de los catalanes, por parte del gobierno central español, un 10% del PIB catalán, más o menos 16.500.000.000 de euros (dieciséis mil quinientos millones de euros) se quedan en Madrid donde el gobierno central los malgasta a través de la "ancha Castilla y con epicentro en Madrid". Cada año. Punto.

¿Puedo permitirme decir, que ni que sea un muy honorable presidente extremeño, para atreverse a comparar o equiparar 45 millones con 16.500 millones anuales y a lo largo de 30 años, hay que estar profundamente tarado?

O simplemente ser, como una gran mayoría de líderes históricos, políticos e intelectuales hispano-castellanos de antes y de ahora, unos bastardos de libro. Y que lo vienen siendo desde hace la friolera de más de 6 siglos... 
O sea, han aprendido la hostia, gracias a la práctica seguida y consuetudinaria de la hijoputez elevada al cubo.

Coronel Von Rohaut

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